En el último año, el Ayuntamiento de La Haya y la policía han registrado un número considerable de vuelos de drones sobre la ciudad. Los resultados de un proyecto piloto conjunto muestran que, en un periodo de doce meses, se han observado más de 11.000 movimientos de drones. Lo más llamativo es que una parte de estas actividades se llevó a cabo en zonas donde volar drones está prohibido, y algunos aparatos incluso superaron el límite legal de altura de 120 metros.
Desde hace un año, las autoridades están monitorizando el uso de drones en el entorno urbano, centrándose en las ubicaciones y altitudes donde se realizan estos vuelos. Gracias a los sistemas de detección, se han documentado miles de vuelos, y el frecuente incumplimiento de las normas está generando preocupación. En La Haya existen diversas zonas de no vuelo, incluidas áreas adyacentes a instituciones gubernamentales. Además, parte de la ciudad se sitúa dentro de la Controlled Traffic Region (CTR) del Aeropuerto de Rotterdam La Haya.
La concejala Saskia Bruines señala que los drones pueden ser útiles en un entorno urbano, pero resalta la importancia de que los usuarios conozcan la normativa vigente. “Una formación puede contribuir a un uso seguro y responsable de los drones”, afirma Bruines. Esta reflexión es especialmente pertinente ahora que hay una creciente oferta de drones asequibles y fáciles de usar, para los cuales no se requiere licencia.
Para tener una visión clara del tráfico de drones en la ciudad, se han colocado varios detectores de Senhive en los techos de distintos edificios. En La Haya, hay numerosas zonas de no vuelo donde incluso los operadores de drones profesionales con licencia no pueden volar, ya que la ley no contempla excepciones.
Con el aumento en el número de vuelos de drones surgen nuevos desafíos. El Ayuntamiento y la policía han llevado a cabo una prueba de detección de drones, no solo para contabilizar el número de movimientos, sino también para mapear las conductas en áreas prohibidas.
El 5 de junio, representantes del Ayuntamiento y de la policía mantuvieron conversaciones con los vecinos en el Paseo Marítimo de Scheveningen. Una de las preguntas centrales fue: “¿Dónde vuelas para obtener las mejores imágenes?”. Scheveningen es un lugar muy atractivo para los pilotos de drones, pero es fundamental operar de forma segura y conforme a la normativa. Estas charlas buscan aumentar la conciencia sobre las reglas y los riesgos que implican los drones en áreas densamente pobladas.
Además, la privacidad se ha convertido en un tema cada vez más relevante tanto para los usuarios de drones como para los residentes. Los pilotos profesionales expresan su preocupación por la creciente presencia de drones en los vecindarios.
Con el fin de obtener una mejor perspectiva sobre la opinión de los habitantes de La Haya respecto a los drones, se ha establecido una colaboración con la Universidad InHolland. Durante los próximos meses, los estudiantes conversarán con los residentes de La Haya para recopilar sus opiniones y preocupaciones, con el objetivo de ofrecer una visión más completa de las necesidades y expectativas en torno al uso de drones.
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