La hegemonía de DJI en el sector de drones está siendo desafiada por nuevos actores que provienen de industrias adyacentes. Dreame, la empresa china conocida sobre todo por sus aspiradoras inalámbricas y robots de limpieza inteligentes que compiten con marcas como Dyson y Roborock, está desplegando estrategias claras para adentrarse en la tecnología dron. Este movimiento llega poco después del lanzamiento de Romo, robot aspirador de suelo de DJI que incorpora percepción avanzada propia de drones, planificación de ruta con inteligencia artificial y un diseño diferenciado. Dreame emerge así como un nuevo competidor a tener en cuenta en la transición entre robótica doméstica y vuelo autónomo.
Dreame refuerza su división de drones
Dreame ha puesto en marcha una división de drones con sedes en Suzhou y Shenzhen, ciudad donde tiene su base DJI. La empresa está reclutando perfiles especializados como ingenieros en algoritmos de navegación, pilotos de prueba para drones, responsables operativos y directores comerciales con enfoque en el sector aeronáutico. Según diversas fuentes y ofertas de empleo, Dreame ha logrado atraer talento clave tanto de DJI como de Meituan, una compañía destacada en servicios de entrega con drones. Esta apuesta revela la intención de Dreame de competir directamente con DJI, especialmente en el segmento de drones aéreos, ampliando el espectro tecnológico donde antes sólo dominaba DJI.
Además, ambas compañías comparten un terreno común en la convergencia de tecnologías, ya que tanto drones como robots aspiradores se basan en visión por computadora, navegación autónoma, evasión de obstáculos e inteligencia artificial, lo que facilita la transferencia y evolución de soluciones en ambos ámbitos.
Insta360, marca famosa por sus cámaras de acción, también ha lanzado recientemente Antigravity, su propia línea de drones centrados en la grabación aérea con captura 360 grados. Esta iniciativa responde en parte a la incursión de DJI en el mercado de cámaras con el lanzamiento del Osmo 360, un dispositivo valorado en 550 dólares (510 euros), que compite directamente con Insta360. Antigravity se orienta a usuarios que buscan soluciones aéreas ligeras e intuitivas, apuntando a un diseño más refinado y específico para la filmación aérea.
Por otro lado, DJI enfrenta importantes desafíos regulatorios en Estados Unidos. Legisladores mantienen una vigilancia estricta debido a preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional, y varios estados limitan o prohíben el uso de drones DJI en organismos gubernamentales o fuerzas del orden. A nivel federal, algunas propuestas legales podrían restringir las importaciones o incluso vetar los productos DJI. A pesar de estas dificultades, la compañía sigue lanzando nuevos dispositivos en mercados fuera de EE. UU. y diversifica su catálogo hacia tecnologías de consumo y movilidad, buscando mitigar riesgos geopolíticos y comerciales regionales.
Lo que antes era una expansión unidireccional de DJI hacia nuevos sectores de robótica y electrónica de consumo, ha desencadenado ahora movimientos recíprocos por parte de empresas como Dreame e Insta360. La evolución de la industria de la autonomía y la robótica indica una competencia cada vez más intensa, que no se limita a fabricantes especializados de drones sino que abarca tecnologías interconectadas desde diferentes áreas.
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