Anduril Industries, una firma especializada en tecnología de drones para defensa, está formando una colaboración con varias destacadas empresas de Silicon Valley con el objetivo de desafiar a los contratistas de defensa establecidos por los próximos contratos del Departamento de Defensa (DoD). Este consorcio emergente incluye jugadores importantes como SpaceX, la compañía de Elon Musk, OpenAI, Palantir y otros.
Según un informe del Financial Times, Anduril y un grupo de aproximadamente una docena de empresas tecnológicas y aeroespaciales están listos para anunciar una alianza destinada a presentar ofertas para diversos contratos de defensa. Este consorcio busca abordar un amplio rango de necesidades del DoD, desde la fabricación de satélites hasta capacidades avanzadas de drones.
SpaceX, conocida por sus servicios de lanzamiento comercial y ahora también líder en la operación satelital a través del programa Starlink, se encuentra entre los participantes. La compañía también está desarrollando Starshield, un sistema satelital orientado a la defensa que ya ha conseguido contratos con el DoD. Mientras tanto, OpenAI, creadora de ChatGPT, se espera que se una al esfuerzo, dado que la integración de inteligencia artificial en los sistemas de defensa se perfila como un aspecto cada vez más crucial.
Anduril y su Innovación Autonómica
Anduril está trabajando activamente en mejorar su software autónomo incorporando tecnologías de OpenAI y Palantir para optimizar su rendimiento en gestión de flotas y contramedidas contra drones. La compañía ofrece una diversa gama de vehículos aéreos no tripulados (UAVs) diseñados para aplicaciones militares. Su modelo Bolt, por ejemplo, está concebido para competir con drones como el X10 de Skydio, ofreciendo capacidades de vigilancia y reconocimiento en tiempo real. La variante Bolt-M lleva la innovación un paso más allá, pues puede atacar objetivos de forma autónoma y autodestruirse justo antes del impacto, convirtiéndose así en una granada de fragmentación.
El consorcio tiene como objetivo asegurar una mayor parte del presupuesto del DoD, que asciende a casi un billón de euros (1 billón de dólares), que hasta ahora ha ido a parar, principalmente, a grandes contratistas como Boeing, Lockheed Martin y Raytheon. Estos nombres ya establecidos han tenido dificultades para adaptarse a la evolución del panorama de la guerra moderna, como se ha visto con los desafíos que ha enfrentado el sector de defensa de Boeing tras los incidentes con el 737 Max. Su nave espacial Starliner ha sufrido retrasos significativos, con múltiples vuelos de prueba no tripulados requeridos antes de que se puedan realizar misiones con tripulación, lo que ha llevado a la NASA a depender de SpaceX para el transporte a la Estación Espacial Internacional.
Aunque estos contratistas han sido tradicionalmente dominantes, pueden ver cómo sus roles evolucionan a medida que nuevas startups más pequeñas y ágiles, así como empresas tecnológicas, emergen para satisfacer de manera más efectiva las necesidades contemporáneas de defensa.