Dennis Winn, un jubilado de 72 años de Florida, se ha visto envuelto en problemas legales tras disparar a un dron de entrega de Walmart que creía que estaba espiando su propiedad. El incidente ocurrió el 26 de junio en el condado de Lake, cuando Winn, mientras limpiaba su piscina, empezó a sospechar del sonido zumbante sobre su cabeza. Recuperando su pistola de 9 mm, disparó un solo tiro que impactó en el dron, que volaba a una altura de aproximadamente 23 metros y formaba parte de un proyecto piloto en colaboración con DroneUp.
El dron, valorado en unos 10,000 dólares (aproximadamente 9,500 euros), estaba realizando entregas simuladas en la vecindad como parte de la iniciativa de Walmart para mejorar sus servicios de entrega por dron. Los empleados de DroneUp aclararon más tarde que el dron operaba dentro de los parámetros legales y no estaba capturando imágenes de residencias privadas.
Consecuencias legales para el jubilado
Al ser confrontado por la policía, Winn expresó su sorpresa por su puntería, comentando en tono jocoso que “debe ser un buen tirador”, como se recogió en las grabaciones de la cámara corporal. A pesar de sus preocupaciones sobre la posible vigilancia, no reportó estos problemas a las autoridades locales, sino que los comunicó a su asociación de propietarios. Ahora enfrenta cargos por daños criminales y disparar un arma en público. Recientemente, se unió a un programa de intervención previa al juicio, que incluye un pago de restitución de 5,000 dólares (alrededor de 4,750 euros) a Walmart, así como la obligación de realizar 25 horas de servicio comunitario y mantener un expediente limpio durante seis meses.
Este caso resalta un principio legal crucial: disparar a un dron es ilegal bajo la legislación federal de EE. UU. Los infractores pueden enfrentarse a multas de hasta 250,000 dólares (aproximadamente 237,500 euros) y a una posible sentencia de prisión de hasta 20 años por tales acciones. Al mismo tiempo, otros incidentes relacionados con drones están ocurriendo en diferentes lugares, como en Nueva Jersey, donde drones no identificados han atraído la atención de las autoridades y generado preocupaciones sobre la privacidad.