En las últimas semanas, se ha observado un notable aumento de avistamientos de drones en New Jersey, especialmente cerca de instalaciones militares sensibles como el Arsenal de Picatinny y la Estación Naval de Armas Earle. Este incremento ha generado alarmas entre las autoridades locales y funcionarios electos, quienes han exigido claridad sobre la naturaleza y el propósito de estas aeronaves no tripuladas.
Las especulaciones sobre estas actividades de drones oscilan entre preocupaciones acerca de posibles amenazas de entidades extranjeras y temores sobre su uso indebido a nivel nacional. Sin embargo, Brendan Schulman, una figura destacada en el ámbito de la política de drones y actual Vicepresidente de Políticas en Boston Dynamics, ofrece una perspectiva alternativa. Según Schulman, muchos de los informes podrían estar relacionados con factores benignos, como el tráfico aéreo comercial rutinario y la frecuente identificación errónea de aeronaves.
Al respecto, Schulman comenta que “algunas personas efectivamente están viendo drones”, pero argumenta que una parte significativa de estas observaciones podría involucrar aviones comerciales, que a menudo son avistados de noche por personas que podrían no estar familiarizadas con las luces de navegación típicas del tráfico aéreo legítimo. Hace comparaciones con incidentes pasados, como los avistamientos en el aeropuerto de Gatwick en 2018 y los reportados en Colorado en 2020; en ambos casos, las causas resultaron ser mucho menos siniestras de lo que se había presumido inicialmente.
< h3 >La situación en New Jersey y la desinformación< /h3 >
A pesar de que las autoridades locales expresan preocupaciones válidas sobre estas presencias aéreas, especialmente en relación a su proximidad a sitios militares, Schulman pone de relieve la frecuente ocurrencia de errores de identificación. La proliferación de las redes sociales ha contribuido a la desinformación, con numerosos vídeos que han sido desmentidos como falsedades o materiales manipulados.
El Departamento de Defensa también ha manifestado frustración por la incapacidad de determinar los orígenes u operadores de estos drones, lo que ha provocado debates sobre la necesidad de tecnologías de seguimiento mejoradas y una mayor transparencia por parte de las agencias federales. Schulman sugiere que el creciente número de avistamientos reportados puede verse agravado por la intensa cobertura mediática, generando un posible “bucle de retroalimentación”, donde la atención dirigida hacia el problema inspira una mayor investigación por parte de los propios operativos de drones.
En última instancia, Schulman resalta la importancia de un análisis riguroso al interpretar avistamientos de drones en áreas densamente pobladas. A medida que las tecnologías continúan evolucionando, aboga por un enfoque equilibrado que contemple las preocupaciones de seguridad legítimas junto con la realidad de que muchos incidentes podrían ser simplemente malinterpretaciones. La situación en New Jersey subraya la relevancia de una evaluación crítica en el discurso sobre las tecnologías emergentes.
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