Rusia ha comenzado la producción de un nuevo dron de combate de largo alcance conocido como Garpiya-A1, que utiliza motores y componentes chinos. Este dron ya ha sido desplegado en el conflicto en Ucrania, causando daños en infraestructuras vitales y dejando tanto civiles como militares fallecidos. Esta información proviene de dos fuentes vinculadas a una agencia de inteligencia europea, corroboradas por documentos revisados por Reuters.
Según las evaluaciones de inteligencia, IEMZ Kupol, una filial del contratista de defensa estatal Almaz-Antey, fabricó más de 2,500 unidades del Garpiya entre julio de 2023 y julio de 2024. Este dron, que se traduce como “Harpía” en ruso, ha estado apuntando a infraestructuras militares y civiles en Ucrania. Aunque se han compartido imágenes de un Garpiya abatido con Reuters, su autenticidad todavía no ha sido verificada.
La inclusión del Garpiya en el arsenal ruso representa una evolución significativa en la estrategia de guerra aérea del país, sugiriendo un alejamiento de la anterior dependencia de drones diseñados en Irán. Samuel Bendett, un destacado investigador del Center for a New American Security, ha señalado que la adopción de tecnología china por parte de Rusia podría marcar un cambio hacia una mayor autosuficiencia en la fabricación de drones.
Desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, Irán ha suministrado a Rusia más de mil drones “kamikaze” Shahed, utilizados para probar las defensas aéreas ucranianas y atacar objetivos más allá de las líneas de frente. A pesar de las reiteradas negaciones de Irán sobre exportaciones militares de drones a Rusia, el Kremlin parece estar diversificando sus fuentes de aprovisionamiento.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha instado recientemente a China a que ponga fin al apoyo a las actividades militares rusas, destacando que la implicación de Pekín juega un papel crucial en la perpetuación del conflicto. En respuesta, el ministerio de Exteriores chino ha declarado que regula la exportación de artículos con aplicaciones militares potenciales y ha mantenido que el comercio con Rusia no está restringido por el derecho internacional.
El Garpiya-A1, que se asemeja al Shahed-136, presenta elementos distintivos como una aleta atornillada y motores Limbach L-550 E, originalmente desarrollados por un fabricante alemán pero ahora producidos en China. Sus especificaciones incluyen un peso de despegue de menos de 300 kg y un alcance máximo de aproximadamente 1,500 kilómetros. Tras los informes de que Rusia planea aumentar la fabricación de una versión local del Shahed-136, conocida como Geran-2, fuentes de inteligencia han revelado que una antigua fábrica de cemento en Izhevsk se dedica ahora a la producción del dron.
Un contrato por valor de más de 1,000 millones de rublos (alrededor de 10 millones de euros) indica que Kupol está estableciendo una instalación centrada en la producción de drones, con el proveedor TSK Vektor adquiriendo componentes de diversas empresas chinas. Los datos aduaneros muestran que entre abril de 2022 y diciembre de 2023, TSK Vektor importó cantidades significativas de bienes de entidades chinas, que incluían componentes esenciales para los drones.
En general, la aparición del dron Garpiya-A1 destaca la creciente importancia de la tecnología de drones en los escenarios de combate contemporáneos, ilustrando tanto el potencial ofensivo como defensivo que estos sistemas aportan a la guerra moderna. Los continuos avances e inversiones en capacidades de drones parecen cruciales a medida que los conflictos evolucionan.