Durante una reciente actuación en el Burt Block Party de Winnipeg, Manitoba, la banda canadiense Arkells tuvo un encuentro inesperado con un dron no autorizado que estaba capturando imágenes de su espectáculo. El grupo, galardonado con un Juno, notó que el dron operaba peligrosamente cerca del escenario, lo que llevó a su cantante principal, Max Kerman, a interactuar con él a lo largo del set. Al principio, Kerman asumió que el dron formaba parte oficial del evento y, en un video que compartió en redes sociales, expresaba su disfrute: “Pensé que simplemente me había perdido el aviso de que el festival estaba operando un dron. Desarrollé una especie de conexión con él, indicándole que se acercara o lo alejase. Fue una buena experiencia”.
Sin embargo, la interacción desenfadada de la banda se vio truncada cuando descubrieron que el dron no contaba con autorización. Esta revelación llegó tras el aviso de seguridad del concierto a la policía de Winnipeg, que logró localizar al operador del dron. Al ser contactado por las autoridades, este decidió abandonar el lugar. A pesar de la infracción de las normativas que prohíben volar drones sobre multitudes en eventos públicos, los Arkells están más interesados en conseguir las grabaciones que en tomar medidas punitivas contra el operador. Kerman volvió a recurrir a las redes sociales, apelando directamente a la policía de Winnipeg: “Queremos las grabaciones. Solo esperamos que sean benévolos con el operador… y puedan hacernos llegar el la grabación”.
Desafortunadamente para la banda, representantes del Servicio de Policía de Winnipeg indicaron que, aunque habían localizado al individuo que operaba el dron, no se realizaron arrestos, y el material deseado sigue siendo esquivo. Los fans de Arkells ahora se encuentran especulando sobre lo que podría haber sido una grabación única del concierto, lo que ha generado una considerable discusión entre los asistentes.