Un hombre del Reino Unido ha recibido una multa y ha tenido que ver cómo su equipo de drones era ordenado para su destrucción después de admitir su culpabilidad en varios delitos relacionados con operaciones de drones a altitudes peligrosamente elevadas. Thomas Ling, de 34 años y natural de Brothertoft, se enfrentó a cuatro cargos en el Tribunal de Magistrados de Boston el 28 de agosto de 2024.
La infracción más grave de Ling consistió en operar su dron de vista en primera persona (FPV) a altitudes que alcanzaban los 3,709 metros—más de 30 veces la altura máxima permitida de 122 metros. Entre el 1 de marzo y el 18 de junio de 2024, realizó un total de 26 vuelos que superaron los 2,134 metros, todo ello cerca de Boston, a tan solo seis millas de la base de RAF Coningsby.
Kev Taylor, Jefe Piloto de Drones de la Policía de Lincolnshire, destacó que Ling había modificado su dron para facilitar esos vuelos a gran altitud, operando a menudo entre los 2,134 y los 3,658 metros. Taylor subrayó la congestión en el espacio aéreo de Lincolnshire, que alberga varias bases de la RAF y aeródromos civiles, lo que complica aún más el entorno aéreo.
Estos vuelos representaron riesgos sustanciales para la seguridad de la aviación, lo que llevó a la Real Fuerza Aérea, la Ambulancia Aérea y el Servicio Nacional de Policía Aérea a desviar sus operaciones durante varios días. Esta interrupción en servicios críticos ilustra las serias repercusiones de un uso negligente de los drones.
Además de superar los límites de altitud, se encontró a Ling responsable de múltiples otras infracciones regulatorias. El tribunal finalmente impuso multas y costos que ascendieron a £1,205 (€1,405) y ordenó la destrucción de todo el equipo de drones confiscado.
Taylor enfatizó la necesidad de cumplir con las normativas diseñadas para garantizar el funcionamiento seguro de los drones, que protegen tanto al público como a los usuarios del espacio aéreo. Las acciones de Ling demostraron un desprecio grave y repetido por las leyes y protocolos de seguridad establecidos en Lincolnshire. Este caso subraya la importancia de una gestión responsable de los drones, especialmente en regiones con un espacio aéreo sensible donde las violaciones pueden tener consecuencias fatales tanto para la aviación civil como militar.